La dieta es para comérsela

La dieta es para comérsela

Cuando queremos perder peso, nada complica más las cosas que escuchar la palabra “Dieta”.

Escucharla trae a nuestra mente la idea de castigo o restricción, y esta es la razón por la que la mayoría de veces terminamos fracasando en el intento y archivando ese plan de alimentación –que además no entendemos ni sabemos leer e interpretar- en el cajón más lejano.

¿Te sonó familiar? ¡A todos nos pasó igual!

La palabra dieta se refiere a todo patrón de alimentación que lleva una persona, es decir, no se refiere a los planes de alimentación que buscan que perdamos peso, sino a todo lo que consumimos en el día a día, incluyendo alimentos y bebidas.

Erróneamente en la cultura popular se le ha dado a la palabra dieta una connotación diferente, y por eso cuando la escuchamos inmediatamente hacemos conexión con la idea de adelgazar, pero ya aclaramos que no es así.

Existen los “planes de alimentación” que el nutricionista prescribe, buscando diferentes objetivos como aumentar de peso, bajar de peso, aumentar la masa muscular, reponer alguna deficiencia nutricional, o contribuir al manejo de alguna enfermedad que pueda beneficiarse de intervención nutricional.

Los planes de alimentación deben partir de la dieta de cada persona, es decir, de su patrón habitual de consumo de alimentos.

Deben ser diseñados teniendo en cuenta los nutrientes y energía que requiere cada persona, considerar sus gustos, rechazos, hábitos y horarios; además deberían diseñarse pensando en el contexto particular de cada persona, su capacidad de comprar los alimentos, de prepararlos y de consumirlos; esto explica por qué un plan de alimentación que le funcionó perfecto a una persona, a otra podría resultarle inútil por completo.

Tristemente, muchas veces esos planes de alimentación solo se basan en cálculos matemáticos, más no se ahonda en lo que a cada persona le gusta o le desagrada; y ahí radica que sea complejo poder seguirlos al pie de la letra, haciendo que al final se abandone.

La probabilidad de que se siga un plan nutricional aumenta a medida que sea diseñado de acuerdo con los gustos y hábitos de las personas, pero se deben hacer cambios de estilo de vida, moderar el consumo de ciertos alimentos, incrementar otros, y demás, deberá ser “negociado” con el paciente en cuestión, pues hacerlo de forma impuesta y obligada lo único que logrará será que haya cero adherencia y el plan nutricional termine en la basura.

También es cierto que en unas escasas personas funciona bien aquello de prohibir y restringir el consumo de ciertos alimentos, pues son capaces de adherirse a planes de alimentación restrictivos y obtienen resultados muy positivos, sin embargo no es el común denominador.

Obviamente habrá casos, principalmente cuando hay patologías de por medio, en los que se deberá ser mucho más estricto en cuanto a la prohibición o moderación de algunos alimentos e incremento en la ingesta de otros; y en ese caso se entenderá pues se trata de preservar la salud y la vida.

¿Qué características debe cumplir una dieta?

  • Completa: incluir todos los grupos de alimentos posibles, es decir, ser lo más variada posible.
  • Equilibrada: aportar la proporción adecuada de todos los macronutrientes.
  • Suficiente: aportar exactamente la cantidad de energía, macronutrientes, micronutrientes, fibra y líquidos, que cada persona necesita.
  • Adecuada: es decir, adaptarse a cada etapa de la vida, pues no es igual lo que debe comer un niño a lo que debe comer un adolescente, una gestante, o un adulto mayor.

Adicionalmente toda dieta debería basarse en alimentos lo más frescos, inocuos y naturales posibles.

Para tener el plan nutricional perfecto y único para ti, visita a un profesional en nutrición y dietética; es el profesional idóneo para valorarte y asesorarte.

 

Por: Camila Henao Uribe. Nutricionista Dietista U de A – Laboratorios Funat