La gastritis es la inflamación aguda o crónica de la mucosa gástrica o revestimiento interno del estómago.
Es una enfermedad que puede ser causada tanto por factores relacionados con el estilo de vida como por factores ajenos a este, es en gran medida prevenible y una vez se presenta es clave adoptar ciertos hábitos de alimentación para su recuperación.
Sus síntomas pueden ser muy variables, incluso es posible no presentar síntoma alguno hasta que la enfermedad ya se encuentre avanzada. Dentro de los síntomas más frecuentes que nos alertan sobre la gastritis son: malestar, dolor de tipo punzante o ardor en la parte alta del abdomen que se puede empeorar o mejorar después de comer, náuseas, vómito y sensación molesta de llenura.
Dentro de los factores externos más comunes para desarrollar gastritis se encuentran: estar infectado con la bacteria Helicobacter Pylori, administración frecuente de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos –AINES-, alcoholismo, tabaquismo, drogadicción, abuso de sustancias irritantes y altos niveles de estrés.
Consejos para prevenir la gastritis o ayudar a su mejoría:
Evita el alcoholismo, el tabaquismo, la automedicación y el consumo de sustancias psicoactivas, así como también el uso abusivo de antiinflamatorios no esteroideos (aspirina, diclofenaco, ibuprofeno, naproxeno, piroxicam, entre muchos otros)
Modera el consumo de bebidas oscuras, principalmente de café y gaseosas tipo cola, ya que estas son irritantes para el estómago.
Regula el consumo de alimentos picantes, ácidos, condimentados y con mucha cantidad de grasa.
No consumas alimentos a temperaturas extremas, tanto los alimentos muy calientes como aquellos muy fríos podrían aumentar las molestias gástricas.
Come despacio y mastica muy bien los alimentos, esto facilitará la digestión. Evita los ayunos prolongados. Fracciona tu alimentación del día en 5 a 6 comidas pequeñas y en lo posible determina horarios fijos para comer.
Evita el consumo de aquellos alimentos que has identificado que no toleras bien o que te generan síntomas como: acidez o dolor epigástrico (boca del estómago), distensión, náuseas o cualquier otra molestia gastrointestinal. No consumas alimentos de los que desconozcas su procedencia, como frutas y verduras sin lavar y desinfectar, lácteos sin pasteurizar, agua no potable, o en general alimentos mal manipulados, para evitar infectarse con Helicobacter Pylori u otros microorganismos. Prefiere alimentos preparados en casa, con una debida manipulación e higiene.
En caso de presentar reflujo nocturno, utiliza una almohada alta o reclina la cabecera de tu cama en un ángulo de 30° grados. Realiza la última comida del día por lo menos 1 hora antes de acostarse.
Para los casos de inflamación, opta por productos a base de caléndula, ya que esta planta tiene uso aprobado como antiinflamatorio y le ayudará con el manejo de sus síntomas.
Por: Camila Henao Uribe, Nutricionista Dietista